lunes, 7 de mayo de 2012

Capítulo 2 Un adiós



Una lagrima corrió por mi mejilla, mi voz se corto, el silencio se prolongo en mi alma y voz, comencé a volver en sí, tenía que ser fuerte, tenía que respirar, debía de comportarme, el señor esperaba mi respuesta la cual parecía no querer salir, respire profundo, me limpie la mejilla y proseguí hablar.

-Discúlpeme, no es fácil pensar en estas cosas, tanto tiempo sin verla y ahora esta… bueno lo que usted dijo – dije intentando guardar la calma – ¿en donde dijo que la encontraron?

-Bueno Sofí, la encontramos dormida en su cama, fue un paro cardiaco, como sabrá ella no estaba bien de salud, al parecer fue por su problema del corazón, se que usted desde hace un tiempo no tenía una cercanía a ella, pero ella siempre hablaba de ti, pero como no iba hacerlo si eres su única hija – Dijo Paul mientras respiraba – Solo le pido que me deje el cuerpo aquí, ya que yo la amaba, hace 5 años que decidí traerla a mi hogar – Lloro un poco -.

-Está bien, no te preocupes al fin y al caso desde que mis 16 años no tenía un buen contacto con ella, no te culpo pues tú solo la amaste. De hecho su partida me unió más con mi abuela la cual también ya falleció – Dije con un nudo en la garganta – pero bueno igual quiero ir al entierro, ustedes viven a unas horas de aquí así que no se me dificultara ir, ¿Qué día será? – Dije aguantando el llanto no quería que Rodrigo se diera cuenta -.

-Bueno Sofí, pienso hacerlo dentro de una semana para que todos puedan venir, ya le he avisado a la mayoría de personas que conocen a tu madre, el señor Luis, su vecino dice que tal vez pueda venir, me ha comentado que lo has llamado hoy, tal vez es cosa del destino que se vuelvan a ver… - Dijo él con un tono irónico-.

-Tal vez… Paul te llamare al llegar allá, iré con Rodrigo no quiero ir sola. Gracias por avisarme, recuerda que por alguna cosa que necesites no dudes en llamarme – Dije colgando el teléfono con un hasta luego -.


Rodrigo se dio cuenta de todo lo que había pasado, el sabía muy bien que aun que mi madre no me quería del todo yo la amaba, si no hubiera sido por ella yo no hubiera conocido a Roy y a Fer. Roy decidió llevarme a casa, sabía claramente que no quería hablar de nada, pidió un taxi y comenzamos a marcharnos, seguía llorando, estaba devastada, aquella persona que me dio la vida se había marchado, Cristina, mi madre ya no estaba, no volvería y ahora si era un adiós y no hasta pronto. 


Roy abrió la casa, me preparo un café y se sentó a observarme, levanto el teléfono y llamo a la aerolínea, haría reservaciones para el viaje, ya le había contado todo, el siempre me daría su apoyo sin importar nada.



Me detuve en la ventana intentando ver la luz, intentando ver una salida, una mano extendida llamándome. Roy se levanto del sofá y me recordó que todo estaría bien, como aquel año en donde él se fue, si cuando se fue Fer…



-Ya hice las reservaciones, ¿quieres que me valla y te deje sola? – Dijo el poniendo el teléfono en su lugar-.

-Quiero que te quedes, lo último que quiero es quedarme sola, debería llamar a mi tía para avisarle de la muerte de mi madre, al fin y al caso ella fue la que me cuido y debe de saber – Una lagrima se me cayó -.

-Bueno yo la llamare desde mi casa, no quieres que te agobies de problemas, sabes se que se siente, cuando mi padre se fue de casa, mi madre calló en una fuerte depresión, tanto así que siempre se la pasaba llorando a todas hora, pero ella era fuerte, por mi dejo de llorar y comenzó a vivir, a respirar, a ser la misma de siempre –Dijo el intentándome dar fuerzas, pero cuales fuerzas, si mi madre estaba muerte-. 


Termine de llorar, lo voltee a ver, proseguía tomar el café frio que estaba en la mesa, con una lentitud impresionante, mi playera estaba completamente mojada, pero que importaba, solo eran gotas de mi alma, de mi corazón. 


Proseguí a cambiarme, Roy esperaba en la sala, hoy dormiría en su departamento, aun que llevábamos 3 años juntos no tenía una confianza con él, parecía que entre Roy y yo no pasaba nada, éramos como amigos intentando dar amor, intentando hacer una ilusión, que al final no se daba, no nacía, no crecía, y no queríamos que pasara, pero aun así lo quería…


Tome algunas cosas de mi ropero y salí de la habitación. Cerré la puerta de la casa la brisa me levanto el cabello, mientras me secaba las lagrimas. Roy vivía a unas cuadras de mi casa así que podíamos irnos caminando sin ningún problema, y así fue, caminamos hasta llegar al edificio. 


Roy abrió la puerta de la entrada principal, llamo al elevador buscando una opción rápida, el vive en el piso 5 edificio 502. Llegamos al departamento el cual estaba más que callado, oscuro, así como Fernando…



-Si quieres puedes dormir en la habitación de huéspedes o puedes dormir conmigo, si no te incomoda – Dijo él con un tono suave y cariñoso, yo había dormido mucho tiempo con él, ya me sabía su departamento de pies a cabeza, pero claro eso no le quitaba a Roy lo caballeroso -.

-Cómo crees que dormiré en esa habitación, yo dormiré a tu lado, como siempre ha sido, mi tristeza es aparte a lo que siento por ti amor, sabes llevo ya un tiempo sin venir aquí… Aquí fue en donde me dijiste que te gustaba, como olvidarlo, Bueno cariño creo que tu tendrás que ir hoy a la UNI yo por mi parte no iré, con esto que siento mejor no ir, me quedare toda la tarde aquí – Dije para que él se calmara, no se preocupara y todo volviera un poco a la normalidad-.


-Si hoy iré, aun que es temprano a penas son las 3 de la tarde así que me queda una hora para estar contigo, te preparare algo de comer y luego me iré – Dijo mientras caminaba a la pequeña cocina…


Pase toda una semana en el departamento al lado de Roy, los últimos días antes de irnos al entierro de mi madre fueron los más tranquilos, el siempre me ayudaba en lo que necesitara, y estudiaba con él las clases que había perdido. Hoy era el día, partiríamos a ver a mi madre por última vez, hoy 10 de enero me despediría de mi madre. El avión partió a las 13 de la tarde el entierro sería a las 16, así que teníamos tiempo de sobra, el vuelo duraría 30 minutos para llegar allá.


Habíamos llegado, el vuelo se retraso un poco así que llegamos a las 14 de la tarde, Paul nos esperaba en el aeropuerto, Roy recogió el pequeño maletín que llevábamos para pasar dos días allí. Paul nos llevo a su casa, la cual estaba como la recordaba, había venido hace un año y parecía que nada había cambiado. Comimos un poco de pan y café antes de irnos al cementerio, al parecer Luis iría, lo cual tal vez me alegraría, tal vez ya tendría noticias de Fernando, o tal vez me diría algo de ayudan, siempre fue muy amable conmigo y mi madre.


Nos fuimos en el carro negro de Paul, el cual solo hablaba de los últimos años de mi madre con él, parecía que habían vivido muy felices durante estos años, por todos lados había fotos de mi madre, se notaba la felicidad entre ellos, eran tal para cual. Llegamos al lugar a las 15:30, había mucha gente hay reunida, infinidades se podría decir, por todos lados personas dejando flores y observándonos dándonos a entender que están con nosotros en el dolor, que podía decir de todo esto, mi madre era una persona de darse a conocer en todo lados, fueran por cosas malas o buenas terminaba haciendo amigos y conocidos. Mi tía no había llegado al entierro, al parecer no podrá asistir al entierro de mi querida madre, ya nada importaba.


Mi madre se encontraba en su ataúd. Me acerque a ella, la vi, estaba con una expresión de felicidad que nadie le quitaba, le dije “adiós madre, te veré algún día”, la extrañaría, aun que no tenía tanto acercamiento con ella la amaba, recordaba todos los momentos felices a su lado, aquellas tardes de almuerzo a su lado, era feliz cuando estaba con ella, y ahora todos aquellos recuerdos se irán con ella como un rayo que cae en la tormenta, sentía cada vez esa sensación de pérdida, no podía creer que mi querida madre no respiraba no hablaba, no pensaba, estaba muerta, eso era lo único que sabía. 



Alguien se coloco de tras de mí, no sabía quién era, un frio recorrió mi cuerpo, sabía que era algo malo, una voz lenta y delicada, un susurro lleno mis oídos de miedo…

-Hola Sofía… 

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martes, 1 de mayo de 2012

Recuerdos de abril


Como todos los días, caminaba por el vecindario buscando algo nuevo, algo diferente, algo que deslumbrara mis ojos mientras el sol brillaba para quemarme un poco, siempre caminaba por la misma calle solitaria y callada, en donde por las ventanas te observaban como si fueras un desconocido, pero que va si aquí todos nos conocemos. Por ejemplo la señora Carlota vive en aquella vieja casa desde que yo nací, recuerdo el día cuando se murió su esposo, la pobre ni salía a caminar como siempre lo hacía. Mi madre antes de marcharse de casa la cuidaba pero ahora que no está nadie la cuida, aun que si la señora es una cascarrabias.